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"Pablo, el inolvidable aún después de cien años"
Sudario Azul - Parte Frontal
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"Pablo, el inolvidable aún después de cien años"
Sudario Azul - Pieza Completa

“Pablo, el inolvidable aún después de cien años”

Sudario Azul - 2019

Técnica mixta en lienzo

105 x 450 cm

por Angel Correa

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Técnica y materiales

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Técnica mixta en lienzo 100% algodón, café microfiltrado en polvo, agua destilada, acuarela, témpera, acrílico, anilina, tinta, colorante de alimentos, medio acrílico y barniz

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Descripción de la obra

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Esta obra fue inspirada por Pablo y la canción con la cual lo identifico: “Vuélveme A Querer”, balada romántica, año 1995, interpretada por Christian Castro, cantante mejicano. Estas son algunas líneas de la letra: "Dicen que el tiempo cura todo, pero cien años son muy pocos, porque estoy seguro que aunque pruebes por el mundo, tú vendrás porque no sabes ser feliz sin mi. Vuélveme a querer, no me lastimes, cómo debo hacer para romper este silencio cruel de no saber más de ti, de ti".

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El amor se puede volver adictivo, te puede generar dependencia cuando el hombre que amas no está disponible, porque está casado; porque luego de estar con él necesitas de sus abrazos, de sus besos y de la intimidad sexual que te devuelven la vida, especialmente cuando tienes que guardar además de tus zapatos, pantalones y camisas, hasta tu corazón y tu alma en el armario.

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Felipe siempre estuvo atemorizado de hablar, de comentarnos lo que sucedía con él, del por qué de su distanciamiento y su ausencia durante nuestras reuniones. Hay cosas de las que no se habla mucho cuando estás enamorado, particularmente si la persona a la que amas debe ser protegida, no identificada, lo que te exigirá a diario un manejo con extremada prudencia de la situación; regla general para todos, pero más, mucho más para un miembro de la Comunidad LGBTQ+, y si es un hombre casado? Pero casado con una mujer, con hogar, familia e hijos, mucho más.

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Esa fue la red que atrapaba la mente y los pensamientos de Felipe, su amor por Pablo, un hombre casado, con mujer y con dos hijos, saliendo juntos por más de tres años, ajenos a los ojos y las lenguas de los demás, invisibles, desapercibidos. El hombre detrás de la cortina, que está en tu cuarto, duerme contigo, se ducha contigo, come contigo, te llama todos los días, te invita clandestinamente a sus viajes de negocios, ese que está ahí, a cada momento, pero a quien nadie puede ver ni percibir porque sería como la muerte, el fin de todo lo creado por la pasión y el amor.

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Pero hasta ese día, cuando alguien descubre en lo que andas, el motivo de tu distanciamiento, de la manera en la cual actúas con tanta reserva, con los ojos perdidos en la distancia, como a la espera de alguien, con el afán de ir a verte con alguien, con cara de felicidad pero al tiempo de frustración; cuando la gente se da cuenta de que tienes un amante, que estás protagonizando un amor imposible más, ese que te alejará de las puertas del cielo, te mantendrá en el limbo de la indecisión y a la entrada del infierno, de la condena social; lugar al que Felipe tuvo que entrar desafortunadamente, obligándolo a salir del país, a tener que dejarlo todo bajo una amenaza de muerte, la muerte de su corazón que le decía con toda certeza que ese hombre no iba a ser suyo, nunca más.

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El tiempo pasó y en la distancia, estando en América, empezaron a llegar las cartas de amor que se convirtieron en cadenas para su corazón, las cartas de amor de Pablo, para Felipe. Y luego sus llamadas, sus declaraciones de amor, sus palabras llenas de la dulzura que aumentaba la intensidad del dolor y la agonía de no poder tenerlo con él, de no poder estar juntos, de tener que esperar cinco años antes de poder volver a reunirse. Gracias a una mujer comprensiva y con la capacidad de perdonar, como lo era la ex mujer de Pablo, una bendición en la vida de cualquier hombre y de cualquier mujer.

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Este Sudario es la representación de la luz de la vida, de la resurrección de Pablo, pero también la de Felipe, la de su relación, la del amor que se sumió en la oscuridad pero que pudo sobreponerse a la adversidad finalmente. Es un testimonio de los amores de la Comunidad LGBTQ+ que han podido sobrevivir, revivir, resucitar luego de un final catastrófico, donde aparentemente no hay solución, donde la desgracia es la única puerta abierta que espera por ti, como si fuera la muerte misma.

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